Si buscas a Dios, la Bendición te buscará a tí
La Palabra del Señor en Habacuc 3:17 dice: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”.
Según este pasaje, la regla para el hijo de Dios no es que le haga falta algo, sino que le abunde; porque aquí dice que “aunque todo falte” uno debe de alegrarse. Al iniciar el verso con la palabra “aunque” Habacuc está dando a entender que lo que escribe a continuación es la excepción y la abundancia es la regla. Pero en el siguiente verso, el escritor reflexiona y dice: “Señor, haz mis pies de ciervas, y en mis alturas hazme andar”. Lo que Habacuc está dando a entender es que él podía estar contento en el Señor aunque todo le hiciera falta, pero que reconocía que eso no era la voluntad de Dios, sino que su voluntad es llevarlo a otra altura.
Si nosotros seguimos obteniendo lo mismo, es porque lo que estamos haciendo necesita cambios. Cuando no recibimos los resultados que esperamos, es porque lo que estamos haciendo exige cambios en nuestra manera de caminar.
Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, es lo primero que Jesús les ofrece a las personas después de su salvación, es comida y vestido; porque al buscar el reino de Dios, todas las demás cosas nos serán añadidas. Al decir esto, el Señor nos pone por ejemplo en su Palabra las flores del campo, los pajarillos y al rey Salomón. De los tres, el único que es humano, es el rey Salomón. Lo que el Señor quiere decirte en su Palabra es que busques primeramente su reino, y que desea bendecirte tanto como bendijo al rey Salomón. Y eso debemos de creerlo en nuestro corazón.
En el Salmo 23 dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. La primera declaración que hace David es que Jehová es su Pastor y que nada le va a faltar. Dios no quiere que nosotros lo sigamos por definición, desea que creamos en que Él va a suplir todo.
En el versículo 6 del Salmo 23 dice: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Donde quiera que tú vayas a caminar, entres o salgas; el bien y la misericordia de Dios te seguirán todos los días de tu vida. Dondequiera que pongas tus pies, ellos van a poner los pies también.
La Palabra del Señor dice que las bendiciones te alcanzarán (Deuteronomio 28:02). Cuando tú caminas en los preceptos y en los caminos de Dios, estás condenado a ser bendecido; porque el Señor dice que las bendiciones te alcanzarán. Por más que corras, las bendiciones irán tras de ti hasta que te atrapen. Cuando sigues al Señor, las bendiciones de Dios van contigo.
No debes buscar las bendiciones de Dios, debes buscar al Dios de las bendiciones. Porque mientras busques a Dios, las bendiciones te van a buscar a ti. Llega un momento en la vida de fe en el que logras pasar una línea y te metes en otra dimensión, y en esa dimensión, ya no hallas qué hacer con la bendición, porque siempre te está esperando. Los hombres y las mujeres que han caminado buscando primeramente el reino de Dios y su justicia, y que han obedecido sus mandatos de todo corazón siempre van a ser bendecidos. La bendición de Dios es algo que Él envía para buscarte.
Tú no puedes jugar con Dios a consagrarte y a no consagrarte. Pero si sigues como debe de ser el camino de Dios, el bien y la misericordia no te van a dejar tranquilo.